Centra tu mirada en el reflejo del amor y tus ojos brillarán más saludables

 

Es comprobable que, al contemplar una figura humana egipcia, con solo mirarle los ojos casi se desvanecen los demás colores y formas y toda la atención queda centrada en la mirada. Y lo mismo observamos en la pintura, en la que, siempre, aparecen las figuras con el tronco de frente y el rostro de perfil y en éste, los ojos negros y enormes.

¡Cuánta expresión causan los ojos!

Hay expresiones que pueden llegar de diferentes maneras, de acuerdo a la impresión de los sentidos, lo que hace que dos personas observan el mismo paisaje y cada una lo vea diferente. Esto dependerá de la percepción y del estado mental de la persona.

Mary Baker Eddy, en su best seller Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, define a los ojos como “discernimiento espiritual, no material, sino mental”. Desde un punto de vista espiritual, los ojos están asociados con la esfera interior de nuestro ser: lo que está dentro de nosotros, más allá de lo que vemos.

Enfocarse a esta dimensión espiritual en el cuidado de la salud resulta de gran magnitud.

Alrededor de un 80% de lo que percibimos nos llega a través de la información visual y de acuerdo a la tarea que cada uno realice puede sentir que hace un gran esfuerzo, lo que en muchos casos puede derivar en cansancio y estrés visual u otras alteraciones visuales.

Es posible considerar una alternativa sanadora para estos trastornos. Una perspectiva espiritual posibilita sanar de los temores a la introspección o hacia el futuro, como también de sentimientos de frustración e ira. La espiritualidad tiene una fuerza curativa propia y procede de la conexión con lo Divino. Al aceptar que cada uno es una idea espiritual estamos aceptando también que la salud está relacionada con la espiritualidad.

En mi propia vida, la búsqueda espiritual me ha llevado a la comprensión que toda causa y efecto son mentales y que la salud va más allá de toda causa y efecto físico, es decir, es una condición mental. Las limitaciones, malas creencias y síntomas pueden desaparecer cuando se vencen dudas y temores, reconociendo a la Mente divina como la fuente de discernimiento, comprensión y salud.

Jesús dijo, pensando en la visión externa: “¿Teniendo ojos no veis?”

¿A qué visión se estaba refiriendo?

Indudablemente a aquella que es invisible para el ojo humano, no son los ojos materiales los que realmente ven. Él podía sanar por su entendimiento de la metafísica basada en la unidad que cada uno tiene con el Amor, viendo espiritualmente al hombre perfecto a semejanza divina.

Una de las características de los ojos de la paloma es que pueden ver solamente una cosa a la vez. Del mismo modo podemos centrar la mirada en un solo plano para captar el reflejo del Amor.

Tal vez puedas preguntarte: ¿cuál es la vista que elijo hoy, la espiritual o la de las cosas del mundo? Si eliges la espiritual, podrás discernir la pureza y la permanencia del bien en tu vida y tus ojos brillarán más saludables.