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Cuando se descubre un gran tesoro, no es extraño ver la noticia en las portadas. El arqueólogo británico Howard Carter descubrió en 1922 en el Valle de los Reyes y después de una ardua búsqueda la tumba del faraón Tutankamón. Fue la tumba faraónica mejor conservada e intacta y contenía cerca de cinco mil objetos.

La mayoría de aquellos espectaculares objetos terminaron en museos o en colecciones privadas y tienen un gran valor histórico y artístico. Pero, además de estos tesoros culturales existen otros que realmente resultan más beneficiosos para nuestra vida diaria y son aquellos que se relacionan con el corazón, con el mundo interior. Son los tesoros espirituales que están dentro de cada uno.

El término tesoro también se relaciona a los sentimientos y emociones. Por eso, cuando te refieres a alguien a quien aprecias tanto como las antiguas civilizaciones apreciaban a sus tesoros, dices “Eres un tesoro”.

Pero más que una persona, ¿cómo se pueden encontrar los tesoros espirituales?

Los valiosos tesoros espirituales están al alcance de quienes de verdad desean buscarlos. Se encuentran en el camino hacia lo espiritual, al despertar a la consciencia divina que está dentro de cada uno y al consagrar la vida a ideales más elevados. Los tesoros de la sabiduría, el conocimiento y el discernimiento que nos ofrece el Amor ayudan a superar las dificultades de la vida y promueven el bienestar emocional y mental, además de la salud en general.

Se puede pensar en el corazón como si fuera un tesoro interno, la entrada de todo nuestro ser. De modo que abrir o cerrar la puerta de nuestro tesoro, determina lo que dejamos entrar en nuestro ser interior. Cualidades como la gratitud, la alegría, el perdón y los buenos pensamientos son la mejor forma de preservarlo y ayudan también a combatir enfermedades del corazón.

¿Puede la espiritualidad sanar las enfermedades cardiovasculares?

El Dr. Jeff Levin, un epidemiólogo y catedrático distinguido en la Universidad de Baylor de Estados Unidos y reconocido como uno de los principales investigadores en el campo de la espiritualidad y la salud, señala en su libro “Dios, Fe y Salud” que existen más de 50 estudios en los que las prácticas religiosas se encontraron un efecto protector contra las enfermedades cardiovasculares. Su curiosidad lo llevó a una evaluación profunda y a la investigación pionera sobre la conexión de la espiritualidad con la curación.

Todo lo que hace la espiritualidad es abrir la Puerta de lo Divino y entrar en ella puede prevenir problemas de salud como los del corazón, así como promover una mejor calidad de vida y felicidad.

Al comprobar esta puerta de unión con lo Supremo fue lo que llevó a Cristina de Brasil a sanarse de su problema cardíaco y después de un período de profunda introspección y de confianza en el Amor Divino llegó realmente a sentir que ese Amor la había creado perfecta y no para que sufriera alguna enfermedad. Comprendió que era una oportunidad para establecer en su propio pensamiento la ley divina de la salud como una verdad en la que se podía apoyar y sanar.

Esta comprensión es el tesoro espiritual que bendice y trae curación.

¡Qué sabiduría la que Jesús mostraba con una profunda enseñanza en el ámbito espiritual: “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”!

¿Cuál es tu tesoro escondido? Es decir, ¿cuáles son las cualidades divinas que permanecen dentro de ti?”.

¡Descubre tu verdadero tesoro, aquel que reside en tu corazón!