27 Oct La conexión natural entre el deporte y la espiritualidad
Durante el entretiempo de uno de sus partidos de fútbol, mi nieto se mostró dispuesto a aceptar algunas ideas útiles que compartí con él. Tras nuestra conversación regresó a la cancha y marcó un gol de inmediato, y poco después lo vi palmeando en la espalda a un compañero, tras haber también anotado.
Más que darle consejos técnicos o desde el punto de vista de la psicología del deporte, centré su atención en la naturaleza espiritual del juego: ¿Es que se había dado cuenta de que cuando sus compañeros y él jugaban en equipo se producía un cambio importante? Le dije que expresar amor por cada jugador del equipo y alegría al jugar es lo que produce el éxito.
Cuando sintiera que uno de los jugadores no estaba jugando en equipo podía hacer de tripas corazón y aplaudir sus esfuerzos, aun si su compañero por el momento no lo retribuyera. En aquella mañana común y corriente de sábado, un enfoque espiritual de su partido de fútbol había transformado su juego y el marcador.
La abundante literatura académica sobre el deporte y la espiritualidad cuenta experiencias de muchos miles de atletas, con y sin convicciones religiosas, que frecuentemente se describen como “espirituales”. Colectivamente, se las llama “estar en la zona”. El psicólogo deportivo Mark Nesti ha llegado a la conclusión de que las experiencias espirituales en el deporte tienen mucho en común con los sentimientos de amor intenso.
Es importante aprender cómo el amor, la alegría, la compasión, la fortaleza, el equilibrio y el respeto conducen al éxito deportivo. Aún más importante es saber que la fuente de nuestra capacidad de expresar esas cualidades es divina. Los atletas que saben esto podrían poner en práctica los siguientes cinco principios fundamentales.
Comience siempre por estar en calma. Su afirmación podría ser algo así: La Vida y el divinos, Dios, están conmigo allí mismo en el campo de juego (o en la cancha, o en la pista, o en la pendiente o en la ola). La Mente (otro nombre para Dios) me está ayudando a saber exactamente qué debo hacer durante el juego.
Descubra la verdadera fortaleza. Al saber que reflejamos la fortaleza, flexibilidad y agilidad infinitas de Dios, experimentamos menos limitaciones físicas en el deporte. En su innovador libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy pone en claro esta conexión. “Las Escrituras dicen: ‘Los que esperan a Jehová… correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán’. El significado de ese pasaje no se pervierte al aplicarlo literalmente a los momentos de fatiga, porque lo moral y lo físico son como uno en sus resultados”.
Permita que el amor lo guíe. Su propósito no es impresionar a los demás, sino expresar bondad y amor. Dios es Amor y no toma partido; por lo tanto, respete a su oponente y ame el juego de todo corazón.
Disfrute el juego. Sepa que su confianza, libertad y éxito dependen por completo de la Mente divina omnipresente. Esto nos libera de sentir la presión de tener un buen desempeño. Tampoco necesitamos que “se nos elogie”, pues llegará el momento en que tendremos que bajar de nuestro falso pedestal. Asimismo, es lógico pensar que los beneficios a corto plazo de hacer trampa o manipular resultados no pueden compararse con los efectos saludables de la honestidad, el valor y la integridad en el deporte, que alegran el corazón.
Cuídese. Las ideas espirituales se mueven en armonía y se complementan, en vez de lesionarse mutuamente. “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos”, nos dice Pablo en la Biblia. Sabiendo esto, siempre estamos seguros.