23 Nov ¿Es suficiente un día para agradecer todo el bien que se recibe?
Hay una tradición cristiana en Estados Unidos que comenzó hace mucho tiempo. Peregrinos viajaron desde Inglaterra a América en barco y desembarcaron en Plymouth. Escapaban de la pobreza e iban en busca de un mundo mejor. Podrían considerarse los primeros inmigrantes de Norteamérica.
Los indios nativos de Massachusetts los recibieron amistosamente y compartieron con los peregrinos sus conocimientos sobre las cosechas en esa tierra enseñándoles a cazar y a curar la carne de los animales de la zona.
Para celebrar que habían logrado sobrevivir un invierno muy duro y que tenían una abundante cosecha que les ayudaría a enfrentar el siguiente, los peregrinos organizaron una gran cena. Invitaron a los indios nativos para agradecer su ayuda. La primera celebración duró varios días. Tanto los indios como los peregrinos compartieron alimentos y bebidas.
En la actualidad, el día de “Acción de Gracias” es el feriado más importante para las familias en los Estados Unidos y se lo conmemora con agradecimientos por todo lo bueno que uno haya recibido en el año.
Pero, ¿solo un día alcanza para agradecer todo el bien que se recibe?
Cualquier persona puede sentirse agradecida varias veces durante del día por lo bueno que le sucede y de esta forma la gratitud se convierte en un permanente estado de ánimo. Agradecer diariamente es reconocer y acoger todo lo bueno que nos llega y valorarlo.
Cuando se expresa gratitud se dejan de lado las quejas y los lamentos y al centrarse cada uno en mantener un estado expectante de que todo lo mejor acontecerá en la vida, se fortalece la salud. En las últimas dos décadas, el número de estudios científicos publicados de gratitud se ha disparado, dijo el psicólogo Robert Emmons de la Universidad de California, en Davis, al inicio de la Cumbre de la Gratitud que se realizó en junio de este año. Hoy en día, “sabemos por esta investigación que decir gracias aumenta la felicidad, mejora las relaciones, e incluso reduce la presión sanguínea y fortalece el corazón”.
Las personas que son agradecidas son más felices porque están satisfechas con lo que tienen. La gratitud sincera rompe la barrera del orgullo y abre la puerta de la humildad.
Cuando uno se siente sacudido por fuertes vientos de cambios que pretenden amenazar su bienestar mental, se puede optar por una visión diferente cambiando la base del pensamiento a lo espiritual, o sea, reconociendo la omnipresencia de la bondad divina. Ese cambio conduce a un estado de calma y esperanza.
Cuando somos agradecidos, es más fácil identificarnos con nuestra identidad espiritual.
La gratitud también abre la puerta a la abundancia. La alabanza y la acción de gracias tienen el poder de aumentar nuestra experiencia de bien. Charles Fillmore, lingüista estadounidense y profesor emérito de Lingüística de la Universidad de California, en Berkeley, escribió que “la alabanza y dar las gracias derriten el corazón más endurecido y a menudo abren la puerta a la hospitalidad más sorprendente”.
En el libro de los Salmos, el rey David conocía el poder inherente en la acción de gracias y nos motiva a ser agradecidos. El apóstol Pablo dijo a los Tesalonicenses que en toda circunstancia fueran agradecidos. Por eso, podemos entender que el agradecimiento debe estar presente en todo tiempo.
La gratitud abre las puertas del cielo, la consciencia, que se puede encontrar dentro de cada uno ahora mismo.
¡Comenzar con un diario de gratitud ayuda a beneficiarse de un estado mental saludable!
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