Apicultora indígena ganó el Premio Nobel del Medio Ambiente

Todos podemos ser héroes del medio ambiente, solo necesitamos tener ganas y realizar pequeñas acciones para tener un mundo mejor. Como es el caso de Leydi Araceli Pech Martin, apicultora indígena Maya, mejor conocida como ‘la guardiana de las abejas’ o la ‘dama de la miel’.

Biografía

Su pueblo natal es Ich Eq -nombre que en Maya significa «Ojo de Estrella», es una aldea en Hopelchén, en la península de Yucatán donde las familias viven unidas y apoyándose entre sí.  Tiene 55 años y cuenta con una mirada dulce y voz suave. Distribuye su tiempo entre cuidar a sus abejas, actividad que su abuelo le enseñó, realizar labores domésticas, atender a su mamá, tío e hijo Diego Alberto, de 17 años.

También se esmera en el cuidado de su pequeño negocio de Koolel-Kab («mujeres que trabajan con abejas»), una organización que en conjunto con otras mujeres fundaron en 1995.

Con ellas comparte la crianza y preservación de la abeja melipona beecheii, una especie silvestre sin aguijón que ha sido domesticada por los pueblos mayas de México desde hace cientos de años. De esta abeja se obtienen varios productos —miel, jabones y cremas— que se venden en la tienda de la organización. Además luchan por el reconocimiento y el respeto de los derechos de los pueblos indígenas de la zona.

Lucha

La apicultora indígena recuerda que esa lucha comenzó cuando se dio cuenta que otras personas estaban decidiendo sobre el territorio y los recursos naturales de su pueblo, sobre las oportunidades de trabajo y de una mejor calidad de vida para los más jóvenes.

El gobierno mexicano autorizo el cultivo sin consultar a las comunidades. Cuando la expansión del cultivo industrializado de soja se hizo presente en el municipio de Hopelchén, Campeche. Leydy Pech y la comunidad, observaron el deterioro de las grandes extensiones de bosque tropical, resultado del uso de plaguicidas tóxicos en la tierra y el agua. También se percataron de lo perjudicial que resulta para la salud humana, y en particular aquellos ecosistemas que dependen de las abejas.

Fue fiel testigo de cómo sus abejas iban muriendo y poco a poco el agua y los recursos de su comunidad se vieron contaminados. Por eso tuvo que aprender y comunicar a sus compañeros en Campeche cómo una gran empresa estaba acabando con el ecosistema de su territorio.

La Suprema Corte de Justicia de México, ha reconocido esta violación a los derechos humanos y la siembra ilegal de soja transgénica, sin embargo, no ha parado, al igual que la fumigación de cultivos que provoca una mezcla dañina de productos químicos llegando a casas, fuentes de agua y flores de las que dependen las abejas.

“Las acciones de la siembra de soja transgénica afectó nuestros medios de vida”, dice en entrevista Leydy Araceli Pech Marín (Hopelchén, Campeche, 1965).

Reconocimiento

Ocho años más tarde, Pech, mejor conocida “la guardiana de las abejas”, ha sido condecorada con el Premio Goldman, conocido como el Nobel de medio ambiente a nivel mundial. Pech es la primera mujer indígena en ser reconocida por la fundación desde que se entrega el premio, hace 30 años.

En noviembre de 2015, como respuesta a la demanda encabezada por Pech, la Corte Suprema mexicana dictaminó que el Gobierno debía realizar consultas previas en las comunidades indígenas antes de sembrar semillas modificadas genéticamente. En 2017, el Gobierno revocó el permiso que tenía Monsanto en siete Estados, incluidos Campeche y Yucatán.

“De nada sirve trabajar en que se haga una consulta si al final no va a ser respetada”, reflexiona la activista cinco años después de la resolución.
La apicultura es parte de su cultura

Leydy Pech Martín es una mujer maya que practica la apicultura tradicional maya, a través del manejo de la abeja melipona. Esta labor permite el cuidado de la selva y brinda un servicio ambiental importante.

Además de ser parte de su cultura, la apicultura es el modo en que miles de familias mayas se ganan la vida. México es el sexto productor de miel a nivel mundial, y el 40% de la producción nacional de miel proviene de la península de Yucatán. En el Estado natal de Pech, alrededor de 25.000 hogares dependen de la producción de miel como su medio de vida. “Nosotros tenemos una manera distinta de ver el desarrollo y de aprovechar los recursos naturales, y nos permite cuidar la naturaleza como lo hicieron nuestros antepasados”, dice la guardiana de las abejas.

Por su origen, la apicultora indígena, Pech ha sido objeto de discriminación a lo largo de su lucha. “Al verla en persona después de su victoria en los tribunales, un abogado de Monsanto comentó que no podía creer que esta pequeña mujer les hubiera derrotado”, destaca el equipo de comunicación del Premio Goldman.

Aunque parece que esta activista es la abeja reina que habla por una comunidad apícola, Pech cree que su voz solo es parte de una colmena. “Así funciona: todo tiene que estar en un equilibrio, en un entramado y alguien tenía que salir a poner la voz”, dice.

Hoy ella es la abeja reina de la colmena maya. Lo importante, dice, es respetar las formas de vida y seguir creciendo.

El premio

El mayor logro de la apicultora indígena fue encabezar una coalición para detener la siembra de soya genéticamente modificada por la empresa Monsanto en el sur de México. La Corte Suprema dictaminó que el gobierno había violado los derechos de los mayas y suspendió su siembra. Gracias a su empeño, se revocó el permiso gubernamental a Monsanto para cultivarla.

Esta lucha ha convertido a Pech en una de las ganadoras del Premio Goldman de medio ambiente, reconociendo el liderazgo de la apicultora de origen maya en su defensa del ecosistema del sureste mexicano.

 

 

⇒ Con información de bbc, El Pais y Aida Americas

Denisse Espinoza