Su batalla y perseverancia al enfrentarse al poder de empresas transnacionales y a un gobierno ausente para defender las condiciones de vida de los asháninkas de la selva central de Perú, la ha convertido en mundialmente famosa, tal es así que su lucha traspasó fronteras y fue galardonada con el premio Goldman, en San Francisco, Estados Unidos, por ser una de las mujeres que más lucha por el medio ambiente en todo el mundo, y con el Premio Bartolomé de las Casas, que reconoce su labor como presidenta de la Central Asháninka del Río Ene, a favor del respeto por los derechos y valores de las comunidades indígenas.

Los Asháninka es la cultura amazónica más numerosa de Perú y su vínculo con el bosque es excepcional, ya que es el que los provee, por eso lo defienden como guerreros que son, no solo al bosque, sino también a la biodiversidad que da los alimentos y la medicina que ellos aún utilizan.