En el Solsticio de Verano ocurre una transformación: nos encontramos ante la noche más larga del año, con el día más corto. Los días se vuelven cada vez más fríos y oscuros hasta que, ese día, el sol deja de bajar para comenzar poco a poco, a regresar. La luz nace, la esperanza vuelve al mundo: la tierra renace y reverdecerá.